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El bohemio burgués

01/08/2015

El mito del «bohemio burgués»

La cultura de la Red es la etapa final de la asimilación prolongada y pausada de los valores subversivos en la sociedad convencional. Con la llegada de Internet, la cultura empresarial se ha identificado de forma peculiar con la libertad mental y espiritual sin límites, una libertad que antes se definía por su independencia del ámbito comercial.

El origen de esta idea sobre la absorción de nociones subversivas por parte de la sociedad convencional se remonta a tiempo atrás. Karl Marx atribuyó cáusticamente un dinamismo al capitalismo que luego ensalzaron los pensadores como el espíritu de las vanguardias artísticas: «Todo lo sólido se desvanece en el aire». El economista estadounidense Joseph Schumpeter, tras darse cuenta con sensatez del número de víctimas humanas que implicaban, habló de las energías «creativos-destructivas» de los negocios. En los años cincuenta, Lionel Trilling escribió con aires de desaprobación sobre la aparente absorción de la vanguardia y los valores «contestatarios» por el estándar común. (Estaba preocupado tanto por las estándar común como por el futuro del vanguardismo). Irving Howe lamentó que los gobiernos, el entorno académico y el comercio se apropiaran de los intelectuales independientes. Tom Wolfe, en sus inicios, empezó burlándose de la lenta difuminación de las energías estéticas subversivas en la sociedad convencional. El libro The Conquest of Cool (La conquista de lo espléndido) de Tom Frank es la actualización más reciente de esa idea. Pero, a pesar de las diferencias entre todas estas personalidades, todos coincidían en que la creatividad y la iconoclasia se había transformado de la mano de los financieros y los hombres de negocios. Un gran abismo separaba a los asimilados de los asimiladores.

En nuestros tiempos, esto ha cambiado. La crítica de la subversión o la iconoclasia convencionalizadas ha pasado de ser perseguida a convertirse en una elegía, una parodia, una exaltación de la nueva simbiosis. Hemos experimentado «la transformación de los valores», la expresión que acuñó el filósofo alemán Friedrich Nietzsche para describir el proceso en el que una nueva forma de ver el mundo se incorpora a una  perspectiva familiar. Nietzsche creía que la cristiandad, por ejemplo, había «transmutado» los valores paganos iniciales y los valores aristocráticos, heroísmo, poder y fama, en mansedumbre, humildad y vida eterna. Los primeros cristianos lo hicieron conservando el vocabulario pagano, por lo que Jesús era todavía un «príncipe», y Dios era tan «poderoso» como un emperador romano, y su dominio era un «reino» como el de Nerón. Pero, pese a que se mantuvo el vocabulario antiguo, los nuevos valores tenían un significado completamente distinto.

Algo similar a la transmutación de los valores de Nietzsche ha ocurrido  en los Estado Unidos en los últimos diez años, de forma simultánea al surgimiento de la era de la información. Actualmente es una opinión generalizada que la cultura de los negocios es tan placentera, creativa y benigna como la cultura contestataria, de la resistencia o la bohemia —escoja usted mismo la terminología—, que en su momento criticó incisivamente a la cultura de los negocios como desalmada, despiadada y desprovista de jovialidad e imaginación. El lenguaje de hacer dinero se ha identificado con el de la creatividad iconoclasta. Como resultado, los impulsores de Internet pueden ocultar la exclusión psíquica detrás de la retórica de las oportunidades del mercado. Pueden esconder las ideas y las emociones comercializadas como productos detrás de la hipérbole de los canales de liberación de la fantasía y el juego…

Lee Siegel. El mundo a través de una pantalla. Ser humano en la era de la multitud digitalAgainst the Machine (2008).

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